miércoles, 16 de mayo de 2012

Dios es ateo


Dios es ateo, lo encontré explicando la teoría evolucionista a un grupo de niños en la escuela dominical.

Dios es ateo, es un ávido lector de Stephen Hawking y estudioso de sus  teoremas respecto a las singularidades espaciotemporales en el marco de la relatividad general.

Dios es ateo, se muestra el desconcierto y posterior aceptación en su mirar cuando analiza la obra de Nietzsche y su afirmación:”Dios está muerto”.

Dios es omnipresente, es un voyerista.

Dios es omnipotente cuando toma Viagra.

Dios es ateo, ha dejado de creer en sí mismo. Se sienta pensativo junto a la ventana, suspira y observa la eternidad.

jueves, 10 de mayo de 2012

Angie






"Después de otro momento de silencio, musitó que yo era raro, que sin duda ella me quería por eso, pero que tal vez un día yo le repugnaría por las mismas razones"- Albert Camus



 No se calla, no se calla, no se calla. No se calla esa voz, sigue, sigue y sigue. Esa voz colérica, eufórica, furiosa, frenética me martillea la cabeza. Incesantes cantos a la culpa, canta desaforado, jubiloso: como regodeándose al verme derrotado sumido en mi inmundicia. Puedo palpar como los dedos de mis pies se hunden en el lodo, no lo puedo evitar, se siente bien; casi puedo ver su sonrisa chueca, mostrándome los dientes, con los ojos desorbitados-como si quisieran salir de sus cavidades-el perfecto rostro de la demencia. Y vuelve a entonar su canto, esta vez más alto, más fuerte: como si quisiera que todos lo oyeran, que todos se percaten de mi bajeza; observen al monstruo que yace en el subsuelo. La voz no se calla, no se calla, continua con su precipitado soliloquio pero ahora se le escucha más neurótico, mas enloquecido; agita los brazos, mira hacia el cielo, parece que danza arrítmicamente, parece poseído por el espíritu de diez mil demonios y abruptamente la voz tiene un dejo más suave, mas melancólico-y esto me deja con una horrible sensación de incertidumbre-. Y la voz no se calla y yo me siento colérico, eufórico, furioso, frenético, desaforado, jubiloso, neurótico, enloquecido y melancólico. La voz no se calla y cada vez me hundo más en la tierra, hermosa y húmeda tierra: acéptame, cuídame, para la incesante ola de pensamientos que llega a mi costa, déjame descansar en ti, mi amada tierra, dame un minuto de silencio, dios, solo un instante de preciado silencio, dios, sé que no lo merezco pero calla la voz…silencio…silencio…

 La gran rueda sigue girando, el sol inexorablemente aparece (por donde siempre sale), los pájaros vuelan de un lado a otro y algunos insectos juegan alrededor del despojo que es mi cuerpo. Observo a mí alrededor: el parque que fue mi cama, el cielo que fue mi techo. Ya aparecen algunas personas con el hastió dibujado en el rostro, apresuradas para llegar a su trabajo; cansados niños marchando a la escuela; jóvenes deportistas corriendo, viéndose inversamente reflejados en el cumulo de carne, huesos, sangre y alcohol que soy, y burdas ancianas con raros peinados que se dirigen hacia la iglesia señalándome, murmurando entre sí, con el espanto en el rostro, el repudio en la mirada. Un perro se acerca, me olfatea: me acepta. Me da un poco de compañía, inclusive de cariño; no me juzga. Es un perro triste y hermoso como el mundo mismo. Es un perro vagabundo embriagado por la vida, solo eso, un perro borracho y vagabundo como yo mismo. Algo llama su atención y apresuradamente se aleja, es un perro-una perra asumo-se le presenta, trata de llamar su atención, juega con ella y repentinamente mete su hocico entre sus patas traseras: sonrió mientras ingiero el tibio líquido que descansaba en la botella.

 Estoy en mi habitación, esta vacía-como yo, diría si fuera un estúpido-, totalmente desorientado, asqueado, la nausea me consume. Un dipsómano iluminado, un mítico beodo colocado por llamativas pastillas de diversos tamaños y colores. Todo es tan maravilloso y terrible, un hermoso caos si me preguntas. Enciendo el televisor y después del inevitable zapping doy con los pronósticos del clima. Oh Angie ¿Qué haría sin ti?, iluminas toda la pantalla, tu fulgor se esparce por la habitación, tus hermosos pechos, nalgas y piernas le dan un sentido a este puto instante en el vacío. Me saco la verga y comienzo a masajearla, acariciarla, despertar a la bestia. Me concentro, es lo único que me importa ahora, hace que el hoy este bien. El semen se escapa de mi cuerpo, soy uno de ellos: me veo agitando mi cola, tratando de alcanzar mi objetivo, porque tengo un objetivo, un único objetivo, floto en el vacío, en el absurdo de la existencia, pero tengo un objetivo, uno al que nunca llegare-pero sigo como un imbécil optimista-porque estoy nadando en un pequeño charco de semen en el suelo de la habitación de dios. Me duermo con la verga en la mano y el televisor encendido…no me va a perdonar, nunca me lo va a perdonar…vendrán días soleados.